Historia de la videncia y de la adivinación

Inquietos ante aquello que les reserva el  futuro, los hombres han buscado siempre medios para calmar sus angustias y sus  temores. Es así como comenzaron a ver en las cosas que les rodeaban signos puestos en sus caminos por los dioses. El movimiento de los astros en el cielo, las formas  que toman algunos objetos, la manera en la cual el humo se elevaba encima del fuego… todo llevaba consigo un sentido.

¿El problema? Descifrar todos estos signos no estaba al alcance de todos. Entre los miembros de una comunidad, sólo algunos individuos tenían la capacidad de interpretar todos estos indicios con el fin de ilustrar a la masa.  Eran los videntes.

La videncia en la Antigüedad

Gracias a unas facultades excepcionales que les permiten percibir informaciones inaccesibles a los demás, los videntes pueden predecir eventos futuros. Desde la noche de los tiempos,  ocupan un lugar privilegiado en medio de su pueblo.  Son profetas, guías espirituales, sabios que ayudan a los demás para que sigan el buen camino.

Llamados « divinos » en la Antigua Grecia, se consultaba a los videntes para todo tipo de decisión, de orden personal o político. En  la Ágora, la vida  se regía por el respeto profundo por la adivinación, facultad que permitía a los mortales conocer y seguir la voluntad de los dioses.

La videncia era reconocida igualmente en la Roma Antigua,  donde los criminales eran juzgados por arúspices. Se trataba de adivinos que podían ver el pasado y  el futuro  leyendo las entrañas de un animal sacrificado. En Roma,  la adivinación era tema de augurios, término que designaba a los curas que tenían la capacidad de predecir el futuro siguiendo el vuelo de pájaros y los fenómenos celestes.

La Edad Media y la adivinación

A lo largo de los siglos, la videncia se construyó a través de diferentes soportes. En la Edad Media, con el entusiasmo naciente para la astrología y la cartomancia, la  adivinación tuvo su  siglo de oro. Es la época donde los  lectores de buena ventura crearon sus primeras cartas del tarot. Los sabios tienen un interés sin precedentes  por el movimiento de los cuerpos celestes. Eran fieles al principio de que la posición de  las estrellas y de los planetas puede afectar a la vida de una persona.

Con Michel de Nostredame, llamado Nostradamus, vidente y astrólogo nacido a principios del siglo XVI en el sur de Francia, la videncia confirma una vez más que su renombre está bien fundado. Muchas de sus predicciones han resultado ser exactas. Entre ellas, la llegada al poder de Napoleón, Hitler y Franco,  al igual que los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki o el asesinato de los hermanos Kennedy.

La posición del vidente del Renacimiento a nuestros días

Aunque fue muy discutido, en el Renacimiento la adivinación es una práctica corriente en todos los medios sociales. El bohemio que lee las líneas de la mano es un personaje muy presente en el mundo imaginario de la época. La adivinación no deja de fascinar, los poetas del siglo XV le consagran páginas enteras.

Tres siglos más tarde, con el siglo de las Luces y el interés muy vivo por la ciencia, la adivinación abandona  el primer plano.  Sin embargo, la videncia es practicada en todos los niveles de la escala social, como parte integrante de la consciencia colectiva.

Aunque haya perdido parte de su resplandor, la videncia es hoy la alternativa elegida por todos aquellos que rechazan ser sorprendidos por  el futuro. Los videntes profesionales se ponen a  vuestra disposición todos los días de la semana para aconsejaros y proporcionaros todas las respuestas que necesitéis.

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